jueves, 2 de junio de 2011

Ritmo, ritmo, ritmo

En cualquier composición, sobre todo si se pretende hacer reír a alguien, el ritmo es fundamental. No deben existir frases que no conduzcan a ningún lugar, que no tengan una razón para estar ahí. Las oraciones deben ser fáciles de leer y deben llevar al lector por la historia de una manera ágil y amena.

Aprendí que el humor es como la magia que es como el sexo. El secreto consiste en crear una tensión que culmina en una explosión que de nuevo deja paso a un mínimo desde el que habrá que volver a empezar a construir tensión. Cuanto más alta suba la tensión, más ruido va a hacer al caer.

El ritmo es como la batería en una canción: pasa desapercibida cuando es bien tocada; pero cuando no lo es, la canción es insufrible. Así, normalmente no nos daremos cuenta de que un buen texto tiene ritmo, pero cuando no lo tenga se nos hará patente que falta un algo y no sabremos qué es. Es el ritmo; es lo que hace que entre fácil y que no queramos dejar de leer aunque sea un bodrio. Así fue como Ángeles y Demonios fue leido por muchos.

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